Todo guía, consejero, instructor o staff que trabaja en campamentos hemos pasado por esto, en las buenas y en las malas.
- No bañarse es socialmente aceptable. Fuera de los campamentos es socialmente inaceptable no bañarse, pero cuando trabajas en un campamento la mayoría de tu tiempo es para los niños, el acondicionador es un lujo que no podemos darnos.
- Que te despierten a la mitad de la noche por una pregunta que bien se podría contestar en la mañana. «Claro que puedes ir al baño.» Aunque no tienen que preguntarte esto a las 3 de la mañana, para ellos es necesario y esto quiere decir que tenias a un niño viéndote dormir para saber si tenían permiso para ir a hacer pipí .
- Esto significa estar cansado todo el tiempo y sobrevivir con puro cafe. Los niños nunca se van a dormir a sus horas y por eso tus horas de sueño son menos que las de ellos. Y si ven que estas cansad@ se quejan así es que debes fingir que 5 horas de sueño son más que suficientes.
- Bombardeo de todo tipo de preguntas. Algunas son muy fáciles de contestar, otras que ya te habían preguntado mil veces antes y otras de tu vida personal.
- Contarlos unas 1000 veces y tener un mini ataque al corazón cuando te hace falta uno. Los niños son expertos en distraerse así que es tu trabajo entrar en pánico y buscar en todos lados hasta encontrarlo y que este dándole de comer a las plantas¿?¿!
- Llamarlos y decirles «princesa» y «campeón» porque por un segundo se te olvidó como se llaman. Tu memoria se pone a prueba cuando tienes a 10 o 15 niños con caras casi iguales, existe un límite de nombres que una persona puede recordar.
- Escuchar conversaciones y lo que chismean los chamacos. A veces es divertido escuchar quién le gusta a quien. Pero como ya eres mucho más grande que ellos, todo ese drama es demasiado para ti… así que…
- Te sientes muy muy viejo. Aunque sólo sean unos 4 o 5 años de diferencia, pero eso en años de campamento son como unos 30 años.
- Te vuelves super protector. Sí, podrán sacarte de tus casillas pero que nadie se meta con tus niños porque te vuelves toda una fiera.
- El niño o niña que dice que ya se bañó o ya se lavó los dientes pero no lleva nada al baño. Sabemos muy bien que no lo hiciste, regresa y ahora sí ¡a bañarte!
- Hablar de tus niños en tus días libres. No andan por ahí pero son de lo mejor que puedes hablar.
- La depresión post-campamento. Con su altas y bajas pero es inevitable sentirte triste porque se acabó.